Hay dos hitos importantes en mi vida que me marcaron totalmente y fueron mi punto de inflexión.
El primero fue el año 2015 cuando sentí fuertemente que necesitaba un cambio drástico en mi vida, inicialmente pensé en cambiarme de trabajo, irme a vivir sola (en ese entonces vivía con mi mamá y mi papá), sin embargo, llegó a mi la idea de irme al extranjero a estudiar algo, siempre me ha gustado viajar y conocer nuevos lugares, por lo que se me hizo muy atractivo el poder aprovechar de viajar y estudiar a la vez.
Como ya tenía mi profesión como enfermera y me gustaba mucho lo que hacía quise estudiar algo en relación a eso o salud al menos, sin embargo, en ese entonces no había mucha oferta de esa área y finalmente decidí ir a vivir a Irlanda donde podía tener una visa que me permitiera estudiar inglés y trabajar part time para así mejorar mi inglés y lograr ser bilingüe.
Irlanda me llamaba mucho la atención desde antes, así que siendo hija única y con solo 28 años y unos cuantos ahorros decidí tener una experiencia totalmente nueva y desafiante.
De esa gran experiencia me quedo con todo el desarrollo personal que tuve, la apertura de mente al conocer culturas distintas, la valentía que tuve en ese entonces de irme sola (sin amigos ni familiares) al extranjero y el gran aprendizaje que uno puede con todo lo que se proponga y que los sueños se pueden hacer realidad si se procede conforme a eso.
Finalmente vi que arriesgarse en la vida y salir de la zona de confort trae grandes recompensas y regalos de la vida que ni en mis mejores sueños hubiera podido imaginar.
El segundo hito que generó una gran transformación vino con dolor… el fallecimiento de mi papá que me marcó profundamente y me hizo cuestionar muchos aspectos y creencias que tenía.
Ahí comenzó mi apertura a lo holístico y espiritual, buscando respuestas y tratando de comprender lo que la ciencia no me podía explicar.
Tratando de sentirme mejor y con menos dolor fue que probé distintas terapias, muy incrédula al inicio, porque había muchas cosas en las que no creía, pero fui encontrando respuestas y sensación de bienestar, lo que generó que fuera creyendo.
Dentro de todo lo que probé, lo que más sentido me hizo y encontré más completo fue la terapia bioenergética de Code Lemuria.
La terapia me hizo tan bien que decidí formarme como terapeuta para ayudar a otras personas y contribuir en que otros también tomen las riendas de su vida y tomen decisiones en coherencia con su verdadera esencia / ser.
Mi propósito va en relación a ayudar a quienes quieren ser ayudados en su proceso de sanación y desbloqueo de sus distintos cuerpos.
Como enfermera, creo que gran parte de las dolencias físicas vienen de emociones y traumas no superados, que terminan enfermando a la persona.
Mi ideal es poder acompañar a las personas en su crecimiento personal para que sean personas felices, abundantes y llenos de energía.
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